A San Pedrito con toda nuestra fe: Príncipe de la Iglesia Católica, tú que nos enseñaste a la obediencia y humildad para seguir a Cristo; por aquellas lágrimas con que amargamente lloraste tus negaciones, concédeme el don del arrepentimiento y atiende nuestras súplicas en cualquier momento de aflicción; álcánzanos tu protección. A ti santo patrón te damos gracias por todo y te rogamos que siempre seas nuestro guía. Amén.
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